sábado, 31 de octubre de 2009

31-10-09 -- Emergen de Bergen

Atravesamos en la panza del ferry las frías aguas que separan titánicas montañas dignas de un cuento de Tolkien y tomamos un café "gratis" en la cafetería de la bodega antes de continuar el camino a Bergen. Entre cabezada y cabezada un magnífico paisaje me embriaga, me hipnotiza, me relaja.



En Bergen hace buen tiempo, menos frío que en Oslo, al menos esta mañana. Paseamos en busca de fotos y lugares con encanto sin un plan predeterminado, con el simple objetivo de la sorpresa y el hallazgo. Encontramos un puerto lleno de vida con un mercado en el que se venden los víveres vivos y coleando, luego otro minimercado con productos típicos noruegos y si te dan a probar salmones y quesos típicos, lo más normal es que remoloneando se deambule en busca unas dosis. Paseos de Bergen con casas de madera, otros colores y formas más noruegas que de costumbre, caminado en busca de un café por calles con encanto, topamos con una tienda retro con comics, música y demás originales productos (lanzo la clásica oferta: "lo que tengo en los bolsillos por este comic" pero no cuela y la que triunfa es Dorota con un bolso decorado en plan casette).

De vuelta al coche decidimos volver esa misma tarde-noche para ir recortando el largo camino de vuelta, así que rechazamos la propuesta de concierto que nos lanzaron los de la tienda (muy a pesar).

El camino se hizo desafortunadamente más corto de lo esperado y a las 23:00 estabamos en Oslo con tan poca fortuna que nos toca un sueco loco con ford fiesta hasta la bola de basura que echando marcha atrás sin reparo alguno nos arruina el radiador con un palo que llevaba por fuera del maletero. Resultado: dos horas en la calle pasando frío hasta completar el papeleo y demás burocracias y para completar la gracia, toca pagar el taxi hasta la casa pero aquí no pasa nada, nos espera una cena con el resto de las provisiones y una "fiesta hallowèènica" para poner la guinda a la aventura.

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